sábado, 1 de septiembre de 2012

Capitalismo Popular: la respuesta liberal a la crisis de la sociedad salarial



Una amigo me acercó haces unos días un artículo de Mario Vargas Llosa titulada "El Orden Espontáneo", cuya lectura recomiendo (http://elpais.com/diario/2011/12/31/opinion/1325286011_850215.html). El autor realiza una pintorescadescripción del del barrio limeño de Gamarra, reivindicando las relaciones mercantiles “espontáneas” que se desarrollan en esa suerte de Salada peruana. El ensayo es una apología sorprendentemente explícita de la bondades de una economía informal des-regulada y una defensa cerrada de lo que él mismo denomina “capitalismo popular”. En la tradición del economista peruano Hernando del Soto, Vargas Llosa cree encontrar aquí cierta base proletaria para el liberalismo latinoamericano y está entusiasmadísimo con la legitimidad moral que los “emprendedores pobres” le dan a su ideario antiestatista.

Vargas Llosa está lejos de ser un "mesianista autoritario" que se limita a manifestar de "manera tajante sus posiciones liberales" como lo caracterizaron sus pares argentinos con un poco de envidia. Es, por derecho propio, uno de los grandes de la literatura mundial contemporánea. Es, además, un sutil analista de las tendencias generales del desarrollo histórico latinoamericano y, en política, un “intelectual orgánico” a la fracción liberal de la burguesía tercermundista. Sus novelas de temática “revolucionaria” (La Historia de Mayta, La Guerra del Fin del Mundo, etc.) no son panfletos reaccionarios sino complejas parábolas que, casi con melancolía y conmiseración, enseñan cómo las pulsiones intensas de justicia social (fanatismo le dice) están fatalmente destinadas a terminar en tragedia, comedia o farsa. Pese a ello, pocos autores describen con semejante potencia artística los padecimientos de los pobres latinoamericanos y el paisaje de la miseria en al región.

Esta peculiar ubicación suya en el campo cultural hace doblemente interesante el artículo. El autor no solo aborda un tópico bastante oculto en la agenda ideológica; lo hace, además, desde una perspectiva harto provocativa para el pensamiento conservador, asociado a la "derecha" en un reduccionismo que conviene y mucho al sostenimiento real del status quo. Así en vez de estigmatizar y denunciar indignado el fraude marcario, la evasión impositiva y la competencia desleal, se deshace en elogios frente a esta versión popular y folclórica del más rancio laissez-faire y la reivindica como respuesta ejemplar frente la crisis de la sociedad salarial.

Casi de paso, el influyente intelectual instruye sobre qué debe hacer el Estado ante esos inevitables “pobres que al no encontrar trabajo, tuvieron que inventárselo": dejarlos que se ordenen espontáneamente, no interferir, no regular, permitir el libre desarrollo el espíritu emprendedor que dormita en el alma del Pueblo.
Este cuadro de prosperidad pericapitalista invisibiliza, sin embargo, algunos aspectos que desde una perspectiva popular no podemos dejar de denunciar:

·         Los trabajadores pobres no encuentran empleo en el mercado formal porque el crecimiento de la “masa marginal” es inherente al desarrollo capitalista contemporáneo.
·         La clase de trabajo que “se inventan” los pobres se caracteriza por niveles de precariedad que ofenden la dignidad humana.
·         Los que prosperan en el capitalismo popular son los que dejaron de ser pobres y ya no “se inventan” el trabajo, sino que le inventan el trabajo a otro. Este tránsito de autoexplotado a explotador implica necesariamente la aplicación de “coerción directa extraeconómica” propia de formas de producción preceptistas comomecanismo principal de extracción del trabajo excedente.

Como sostiene el pensador argentino José Nun -cuya tesis de “masa marginal” pretendo reseñar en un futuro artículo-, en su fase monopolista, el capitalismo crea una superpoblación no funcional a las formas productivas hegemónicas. Es decir, que el desarrollo demográfico de la población queda desacoplado del de los medios de empleo que ofrece el Capital concentrado. Los efectos de este desacople, afirma, no son necesariamente funcionales para el sistema.

En este sentido, Nun tuvo la audacia de enfrentar el hiperfuncionalismo de izquierda afirmando que los marginados de hoy no están plantados deliberadamente por el Capital para maximizar su tasa de ganancia, regular a la baja los salarios de la clase obrera o proveer brazos durante los periodos de auge industria. Que la legión de trabajadores excluidos no constituye hoy el “ejercito industrial de reserva” descripto por Marx en el Capitulo 23 de El Capital. En criollo, que en el capitalismo, los pobres pobres simplemente sobran y como todo deshecho, si no se lo contiene adecuadamente estorba. El capitalismo popular es, sin duda, el relleno sanitario dónde el capitalismo arroja a los pobres del siglo XXI.

Siguiendo con la analogía, la existencia de residuos humanos genera una serie de negocios colaterales que el Capital sabe captar rápidamente. Al igual que la gestión de los residuos permite el desarrollo de un sin númerode negocios vinculados a la disposición,transporte, tratamiento y reciclado de residuos, la gestión de los residuos humanos también permite el desarrollo de negocios paralelos.

No obstante, así como el principal destino de los residuos son los rellenos sanitarios, la válvula de escape del sobrante social es el “espontáneo” capitalismo popular, esos mercados residuales que no podrían desarrollarse en la condiciones jurídicas vigentes porque se sustenta únicamente sobre la base de la flexibilización laboral y en lacoerción parainsticucional.

Cuando Vargas Llosa reivindica admirado el liderazgo de Cucaracha (“uno de los capos indiscutidos de una de las cárceles de Lima durante muchos años”) está reivindicando tácitamente la aplicación de formas para-policiales de coerción. La presencia de Cucaracha en reemplazo del Estado es lo que garantiza que Tiburcio ( “que sobrevivió vendiendo chupetes por las calles, y que ahora alquila tiendas y talleres de manufactura en estas calles por dos millones de dólares al mes”) pueda obtener una renta extraordinaria de sus establecimientos, beneficiados de una licencia parainstitucional que le permite a su inquilino evadirse de todas las leyes laborales y explotar el trabajo de miles de costureros. El capitalismo popular es el capitalismo que sólo rinde económicamente si se evade de la ley.

Cucaracha, Tiburcio y su inquilino son el bloque dominante del capitalismo popular pero no elúnico que existe. Detrás de ellos viven oprimidos miles de costureros, feriantes pobres, subinquilinos, etc. una masa heterogena de marginados que viven en la desesperanza a merced de los héroes vargallosianos. Ellos no aparecen en el artículo del brillante novelista.

Las diferencias al interior de las comunidades pobres, la escarificación de la pobreza, no se le escapa a Vargas Llosas como a un occidental las diferencias entre un chino y otro. La estratificación de la pobreza es un dispositivo deliberadamente fomentado por los sectores dominantes para afuncionalizar el desborde social. Es una estrategia, ahora si, deliberada. Laplanificación y socializacion de los economíapopular, aunque no represente un ataque directo para el capital monopolistico, esta vedado de la agenda publica porque representaría un antecedente peligroso en la lucha estratégica por una sociedad sin explotados ni explotadores.

Lejos de sorprender, la posición de Vargas Llosa debe ser ponderada como un claro ejemplo de coherencia ideológica. Lo que debería sorprender e indignar es que desde el campo popular demos casi siempre la misma respuesta al problema de la marginacion de nuestros hermanos mas empobrecidos y ensayemos legitimaciones "progresistas" de su situacion de marginalidad.

Todo lo dicho anteriormente delinea un marco estrategico desde dónde pensar la organización de los trabajadores de la economía popular y la construcción de unidades productivas solidarias, con el objetivo intermedio de realizar la sociedad sin esclavos ni excluidos. Solo socializada y planificada, la economía popular puede significar trabajo y dignidad para todos. Desregulada, privatizada y estratificada no es mas que una forma degradada, precaria y particularmente salvaje de capitalismo.

La estratificacion de nuestras comunidades mas pobres se nos aparece como un hecho, como un dato de la realidad que debemos modificar con la lucha paciente de las organizaciones populares. En ese camino, nunca confundir concesiones con paradigmas, nunca hacer de la necesidad una virtud, nunca mistificar la explotación familiar, el trabajo infantil, la empresa clandestina, la cooperativa trucha o la autoexplotacion. Porque es esto -consciente o inconscientemente- lo que quieren los defensores del orden establecido, sentir que el Negro Cucaracha tiene todo bajo control ("me lo han puesto de guardaespaldas y no sé por qué pues en este rincón de La Victoria me siento más seguro que en el barrio donde vivo") y que si lo dejan hacer su trabajo va a poder neutralizar a esa masa humana que el capitalismo deja afuera de la sociedad salarial, del trabajo decente, de los derechos sociales.

Negar la necesidad de realizar concesiones es desastroso para una estrategia de poder popular. Confundir las concesiones con paradigmas es una claudicación. La economía popular liberalizada, privatizada, desregulada, sin Estado, sin derechos sociales, regida por punteros y “empresarios populares” (sin importar el ropaje que se pongan), no es mas que una impostura para legitimar una sociedad dual, viceralmente injusta.


                 J.G.


EL CAPITALISMO DE EXCLUSIÓN Y LA ECONOMÍA POPULAR

Según la tesis de la acumulación originaria, el inicial despliegue del capitalismo durante la revolución industrial británica está íntimamente relacionado con una extraordinaria trasferencia de riquezas derivada del descubrimiento de América. El oro que los corsarios pirateaban de las embarcaciones españolas financió la inversión inicial del capitalismo mundial y la consolidación de la burguesía como clase económicamente dominante.

Dentro de las potencias imperialistas de entonces, se dio una singular división del trabajo: los latinos se manchaban las manos con sangre aborigen para saquear las riquezas del Nuevo Mundo y los sajones aprovechaban su superioridad naval para saquear a los saqueadores. Así, los orgullosos conquistadores quedaron reducidos, desde la perspectiva económica, a meros capataces al servicio de la corona británica, aplicando cruelmente los tres principales mecanismos de esclavización de la población indígena: la mita, el yanaconazgo y la encomienda.

La historia económica de la acumulación originaria es una lección que no debemos olvidar. Todos los sectores subalternos que se van incorporando a las filas de la clase dominante han pasado, necesariamente, su propio proceso de acumulación originaria: saqueo, esclavitud, rapiña, contrabando, evasión, trata de personas, tráfico, usurpación, estafa, corrupción, malversación de fondos públicos... estos, y no otros, son los métodos que tiene en el menú todo aspirante a burgués. La sabiduría popular lo resume cuando dice que “detrás de toda gran fortuna hay un gran crimen”. Antes de todo empresario hubo siempre un delincuente y todo delincuente realmente exitoso es a la larga un empresario.

En el siglo XXI, tras doscientos años de luchas populares que establecieron pisos legales de derechos políticos, sociales, económicos y culturales, y un desarrollo ideológico paradojal que consolidó la doctrina de los derechos humanos como moral oficial de los gobiernos occidentales, cualquier grupo de poder subalterno que quiera incorporarse al establishment sólo puede hacerlo rompiendo las reglas de la actual legalidad democrático-burguesa. Los métodos tradicionales de la acumulación originaria son hoy ilegales y públicamente repudiados.

En periodos normales -cuando el Estado cumple su clásico rol de guardián de los sectores concentrados y la moral vigente-, los riesgos que enfrentan los empresarios clandestinos son muchos, pocos los que alcanzan su objetivo y, en general, el estatus quo se mantiene. Pero existen momentos en los que, por diversas y complejas causas, el Estado deja de garantizar las reglas del juego interburgués, abriendo las compuertas de esa “competencia desleal”. En la Argentina estamos viviendo uno de esos momentos de crisis y oportunidades.

Agenda Oculta tiene entre sus objetivos desenmascarar los procesos subterráneos de acumulación capitalista que, sobre la base de la explotación, la violencia, el delito y la evasión de todas las normas vigentes, han permitido el despliegue de una nueva burguesía de características inéditas. En ese sentido, paradójicamente, tenemos la desgracia de compartir objetivos parciales con oligarcas y burgueses consolidados: son las propias elites locales y extranjeras las primeras reaccionar cuando los capitalistas wanabe, envalentonados por la impunidad, quieren dar el salto de meros capataces a patrones y disputarle al establishment una porción de la tasa de ganancia global. Denuncian entonces las atrocidades de estos sucios advenedizos y olvidan que su propia fortuna también proviene de algún gran crimen que, mal que les pese, el tiempo no lavará jamás.

Desde la perspectiva del campo popular, y asumiendo la defensa de los derechos sociales de los más humildes como plataforma ético-política de acción y pensamiento, hay que ser cautelosos para que esta extraña coincidencia no nos ponga a la saga de los intereses de los sectores tradicionales de la clase dominante, aún hegemónicos. Las trasnacionales, la oligarquía agraria, los sectores extractivos, los industriales, tampoco pueden garantizar la estabilidad del Estado de Derecho y los estándares sociales de antaño: su lógica de acumulación es estructuralmente excluyente. Es que, con el grado actual de desarrollo de las fuerzas productivas, la “gran industria” descarta crecientes contingentes humanos y los arroja a la exclusión, es decir, a una vida empobrecida, sin inserción en el proceso productivo en las condiciones jurídicas vigentes.

Esta es la ley general de la acumulación capitalista, descripta hace dos siglos, y la verdadera base material del desarrollo de la nueva burguesía: es necesaria la disponibilidad masiva de aborígenes modernos, los condenados por “la reducción progresiva de la magnitud relativa del capital variable”, la “masa marginal”, la “superpoblación relativa”, en resumen, los excluidos. El capitalismo global, el capitalismo neoliberal aún hegemónico en el mundo, el capitalismo del consumismo y la degradación ambiental, único capitalismo posible con este nivel de desarrollo tecnológico, es un capitalismo de exclusión y exterminio. Y la exclusión, en virtud del principio de unidad de los contrarios, es la verdadera base dialéctica de la sobrexplotación. Esclavitud y exclusión son dos caras de la misma moneda.

Allá, en los espacios donde el capital arroja a los excluidos, el subsuelo de la patria, las villas arrasadas por el paco, las barraidas cartoneras, las Saladas de todas partes, los yerbatales de Misiones, las tierras ocupadas de Santiago, las fábricas recuperadas, los talleres clandestinos, los basurales a cielo abierto, los semáforos de las ciudades, los obradores informales, y las largas colas de la asistencia, en todas las relaciones sociales que se desarrollan en esa economía popular, se da todos los días una guerra interna entre la solidaridad y la avaricia, entre los que militan para construir relaciones solidarias en el patio trasero del capitalismo, disputando derechos para los más humildes y los que trabajan para establecer sistemas pericapitalistas de acumulación basado en el delito, la explotación, la esclavitud y la violación de todos los derechos sociales. Esta guerra interna atraviesa barrios, Estado y organizaciones populares.

Nuestra lucha hoy está en transformar esa economía popular en solidaria, agregando derechos, institucionalizando nuestros emprendimientos, democratizando las unidades productivas y construyendo poder popular para avanzar en la batalla por una sociedad sin esclavos ni excluidos. Y en el marco de esta lucha, para no regalarle al patio trasero del capitalismo a los aprendices de explotadores, para convertir los espacios excluidos en espacios de resistencia, junto a la cotidiana faena de construir poder y organización popular, tenemos que denunciar a todos los que pretenden utilizar la exclusión en función de sus propios procesos de acumulación, aun cuando esas tendencias aniden en el seno de nuestro Pueblo.

La construcción de una economía popular solidaria, austera, no consumista, basada en la cooperación y la ayuda mutua, centrada en el hombre y su entorno, en el marco de la crisis civilizadora que ineludiblemente atravesará la humanidad en los próximas décadas por la debacle ambiental que produjo el sistema capitalista, es la última barrera contra las mafias y una alternativa que tal vez vaya marcando un camino de superación.

jueves, 14 de octubre de 2010

El Subsistema Pericapitalista

1. Formación del sobrante social consolidado en la periferia del Capital, presupuesto del régimen mafioso.

El modo de producción vigente genera cambios cíclicos en la tasa de ocupación a escala planetaria que impactan de diversa forma en los distintos países integrados en el sistema económico mundial.

En nuestro país, el desmantelamiento progresivo del Estado Justicialista y las consecuentes transformaciones en la estructura económica, arrojaron a la Argentina a las zonas más degradada del capitalismo global, entregando a un tiempo sus valiosos recursos naturales al Capital trasnacional, despojándola de cualquier vestigio de independencia económica.

El modelo económico actual, consecuencia de la división internacional del trabajo, no sostiene pretensiones de pleno empleo y considera exitosa una tasa de desempleo de "una cifra" (9%) y de subempleo de un 40%, aun en la fase expansiva del ciclo industrial.

A cada fase expansiva se correspondía con una recuperación menor en los niveles de ocupación y un aumento de la población desocupada en términos absolutos respecto al ciclo anterior.

La culminación del proceso de implosión del Estado Justicialista -peculiar experesión nacional de los llamados "Estados de Bienestar"- durante el periodo 1990-2001 combinada con la disolución promocionada de los valores tradicionales del Pueblo argentino, condenaron a una fracción inmensa de los desposeídos a la exclusión definitiva del trabajo asalariado típicamente capitalista y a una creciente degradación cultural y material.

Este sector del Pueblo se desarrolla fundamentalmente en el espacio urbano y difiere cualitativamente del asalariado desocupado, aquel que el sistema productivo absorbe o expulsa cíclicamente, pero que no aun así pierde su idiosincrasia en los periodos de paro o trabajo intermitente.

En adición a las causales objetivas de exclusión se pueden enumerar una serie de características del sujeto social que coadyuvan a cimentar el fenómeno:

-Los excluidos adolecen de las aptitudes cognitivas y conductuales necesarias para insertarse en la industria moderna o a cualquier unidad productiva sujeta a disciplina laboral capitalista.

-Los excluidos se encuentran en una posición de inaccesibilidad al trabajo formal por obstáculos de diversa índole: falta de documentación, antecedentes criminales, residencia en barrios segregados, etc.

-Condiciones subjetivas y limitaciones contextuales coadyuvan a debilitar hasta anular cualquier motivación para ofrecerse como asalariados.

De esta forma, los excluidos constituyen una masa disponible esencialmente no-propietaria y estructuralmente no-asalariada. Estos sobrantes consolidados del capitalismo contemporaneo constituyen la base social necesaria del desarrollo de nuevas relaciones sociales no salariales o parcialmente salariales que conforman el un subsistema que podemos denominar "pericapitalistas".

A la masa de excluidos locales se suman la masa de excluidos migrantes cuya existencia presupone una situación previa y más profunda de miseria en su país o región de origen.

La existencia de esta masa humana ávida de sobrevivir se realiza inmersa en relaciones atípicas de trabajo, muy variables unas de otras, completamente desregladas y descentralizadas, donde el poder de coerción deja de ser "monopolio del Estado" para ejercerse fundamentalmente por otro(s) actor(es) en forma fragmentaria, cuasi feudal.

El polo dominante es en estas relaciones un sujeto dotada de cierto poder de coacción extraeconómica directa sobre los excluidos. Dado que su medio especifico es la violencia ilegal y en tanto su poder no se encuentre institucionalizado, podemos llamarlo mafioso.

2. Formas de Poder Mafioso en el sistema pericapitalista.

El denominador común de todas las relaciones al interior del sistema pericapitalista es su dependencia de la abstención del Estado de ejercer su poder legitimo de coerción a través de sus aparatos inspectivo-represivos institucionalizados, sin perjuicio de su omisión en el cumplimiento del plexo de derechos sociales propios del Estado de Bienestar.

El Estado encuentra en esta abstención la válvula de escape del sobrante social que permite el sostenimiento de la gobernabilidad y la estructura económica vigente en el marco de la democracia formal.

Esta abstención se realiza de facto, sin un renunciamiento formal por parte del Estado a su soberanía o imperium sobre el conjunto de la población, lo que implica la permanente latencia de su poder de coerción sobre todos los componentes del sistema pericapitalista.

Esta latencia incentiva la asociación entre agentes estatales y empresarios pericapitalistas en un pacto de impunidad que garantiza la "seguridad" de las actividades del subsistema. Los periempresarios obtienen una suerte de licencia para-estatal a cambio de una tajada de los beneficios de su actividad, generalmente dominada por un cabecilla que intermedia esta relación.

En las actividades pericapitalistas jerarquizadas, la titularidad de la licencia paraestatal recae en un cabecilla que la utiliza para afianzar su poder de coacción sobre sus dependientes, configurando la forma esencial del régimen mafioso (cabecilla-agente estatal; cabecilla-dependiente)

A medida que se consolida el sistema pericapitalistas cada vez son menos las actividades misceláneas que no llegan a configurar relaciones mafiosas: son actividades cuentapropistas de escaso desarrollo que no generan excedente.

Las actividades pericapitalistas jerarquizadas adoptan dos formas elementales que podemos tipificar de la siguiente manera:

Regencia: el cabecilla administra una actividad productiva pericapitalista.
Punterismo: el cabecilla administra una actividad distributiva pericapitalista.

Las actividades pericapitalistas, a la vez que descomprime la presión del sobrante consolidado al permitir una alternativa de supervivencia, cumplen dos funciones fundamentales en el macrosistema social:

Acumulación económica previa: proceso mediante el cual se genera riqueza al interior del sistema pericapitalista, obviamente al margen de los mecanismos legales de reproducción del capital. Esta riqueza que se incorpora al mercado capitalista mediante diversos mecanismos de lavado o blanqueo

Reproducción de la estructura de poder político: la garantía de impunidad para el desarrollo de las actividades pericapitalistas supone la sumisión de los excluidos a los garantes del régimen mafioso.

3. Sobre la acumulación económica previa en la Argentina

Los pequeños capitales nacionales no pueden competir en un marcado capitalista globalizado donde grandes trasnacionales dominan la escena.

Es un hecho demostrado que en todos los paises perifericos, la funcion de las PYMES es fundamentalmente la distribución de bienes de las trasnacionales o la producción de bienes intermedios para las mismas.

Punteros Somos Todos: una reflexión sobre la dinámica del Estado y los movimientos sociales

Punteros Somos Todos
PARTE I: INTRODUCCIÓN - ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS - LA REACCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES - BREVE REFLEXIÓN SOBRE ECONOMÍA SOCIAL Y MOVIMIENTOS SOCIALES
PARTE II: SITUACIÓN ACTUAL DEL PROGRAMA - UNA PROPUESTA IMPROBABLE PARA QUE ARGENTINA TRABAJE - CONCLUSIÓN.
Por J.G.

Introducción

El primer programa estatal masivo de trabajo comunitario en décadas , premisa para la recuperación de la justicia social en nuestra Patria, se dirige aceleradamente a una muerte prematura. Su madre creía que la criatura viviría solo de pan y su padre quería un muchacho obediente que lo acompañe a la cancha… o un aborto. Todo ello en un contexto nacional turbulento, con el aparatos de manipulación política funcionando a todo vapor y con sectores agazapados a la espera de destruir un esquema que no cambió la estructura de poder pero que en lo económico vuelca 165.000 millones de pesos anuales al gasto social, un vuelto que más de uno quisiera ahorrarse liberando la economía de las tibias medidas “populistas“ . Si esos fondos no cumplen la función distributiva, inclusiva y emancipadora que deberían y son en cambio eslabones de la cadena que sojuzga a tantos hermanos, es por culpa o dolo de todos los que directa o indirectamente participamos del conflicto social que determina su aplicación y fundamentalmente por nuestra incapacidad de construir organizaciones populares legitimas, con autoridad moral y poder para garantizar el cumplimiento de las funciones antedichas.

El gobierno es esclavo de un déficit político que no ha podido superar en siete años de crecimiento económico, prisionero de una estructura de poder perversa y esclavista que no crearon pero tampoco combatieron y muchas veces alimentaron, tal vez por sobrevaluar el componente estadístico de la realidad nacional y desentenderse de una sociología mafioso (cada vez menos funcional y sumisa) que va extendiendo su dominio y obstaculiza cualquier iniciativa verdaderamente justicialista, aún con fondos suficientes y números que cierran. Los movimientos sociales, segundo violín de este sainete, marcamos un triste contrapunto en la orquesta de la decadencia… por mezquindad, hipocresía y fundamentalmente ausencia de realismo, humildad y pensamiento estratégico para “ayudar” al Estado a lidiar con esta enfermedad genética que nos está carcomiendo a todos y poner al servicio del Pueblo la experiencia acumulada tras una década de invaluable actividad organizativa.

Escribo este breve artículo a pedido de varios compañeros y porque estoy convencido no puede hacer daño a ningún militante o grupo en particular: a “la sociedad” le importa bastante poco lo que pasa en la jungla y Clarín no suele levantar nuestras reflexiones sin un marco de palos, capuchas y gomas ardiendo… espero solamente aportar al silencioso debate sobre cosas que todos sabemos de sobra y discutimos poco. Además, quiero dejar registro de que algunos somos concientes de la inmundicia que nos rodea y muchas veces nos infecta. No quiero, dentro de cinco años sentir que deberíamos haber discutido algo que muchos sabemos pero que como no garpa no decimos: hacemos la vista gorda ante aberraciones inaceptables. Y lo hago en primera persona del plural porque aunque el núcleo militante al que pertenezco ha denunciado denodadamente estas prácticas -incluso al interior del “campo popular”- somos y nos sentimos parte de esta generación de movimientos que, a pesar de sus miserias, constituye la esperanza de la Argentina.


Alicia en el País de las Maravillas
“…lo queremos auditado, que lo queremos organizado, que lo queremos cooperativizado, que lo queremos absolutamente transparente…” Presidenta Kirchner

Aldo Marconeto fumaba un Virginia Slim reclinado en su sillón. Por su oficina desfilaban dirigente sociales, funcionarios municipales, vendedores de buzones y otros personajes de esta historieta. A todos les explicaba el plan de Alicia, el plan para cortar la intermediación, la formula mágica del Argentina Trabaja: una lista de asentamientos relevada por la Universidad de General San Martín, un sistema de inscripción transparente, varios filtros posteriores para seleccionar a los más necesitados, cooperativas autónomas y democrática para fomentar el asociativismo, en fin, un plan digno del País de las Maravillas. A Marconeto nadie le creía, nadie creía que él se creía lo que decía o en el mejor de los casos, se reían del analítico burócrata patagónico que soñaba con experimentar en el conurbano recetas de la maravillosa economía social teórica… se escuchaban las carcajadas en los ascensores, en el piso 17 del ministerio, en los municipios, en los locales de las organizaciones. Y la verdad daba gracia el ignoto funcionario -viajero frecuente y experto orador de congresos internacionales- combatiendo imaginariamente al régimen mafioso de las barriadas blandiendo una resolución ministerial mal redactada, un ejército de técnicos blandengues y el control remoto del aire acondicionado de su despacho.

Eventualmente, Marconeto no presentaría batalla cuando a mediados de agosto comenzó la orgía de las inscripciones y los intendentes expresaron su intención de incorporar algunas “variantes” al rígido esquema del ministerio. Puso cara de c’ est la vie y soportó estoicamente que su plan sea pisoteado por oficialistas, opositores e independientes invariablemente ignorantes que no supieron apreciar un buen documento de word y la sapiencia de los sociólogos de su equipo. Abrió el cajón derecho, guardó sus papeles y se prendió otro cigarrillo dispuesto a cambiar de actitud. Marconeto, como gran parte de la dirigencia oficial, oscila entre un pseudo-idealismo que los hace pregonar planes maravillosos a un pseudo-pragmatismo que les permite adaptarse a realidades perversas con una facilidad que espanta.

Para ese entonces se había activado la maquinaria y un ejército de mercachifles recorría pasillos, calles, pasajes y monobloks pregonando la nueva mercancía . Cada cual ofrecía un producto distinto: “1200 por seis horas más los actos“, “vamos 600 y 600 y pasas a firmar nomás“, “son 1100 para vos y 100 tengo que juntar yo todos los meses“, “no me tenés que dar nada, solo una manito en casa, con la ropa, con los platos…” , etc. Las planillas se iban llenando… el “relevamiento territorial” y la “detección de alta vulnerabilidad social” se completaba en forma un tanto heterodoxa, menos maravillosa que en el País de las Maravillas.

Cuando el funcionario municipal del “Ente Ejecutor” tenía los listados prolijamente computarizadas en su escritorio, se convocaba a la inscripción a los preseleccionados. Generalmente citaba a los afortunados a reuniones cuya fecha, horario y lugar se mantenían en estricto secreto solo revelado a los “agentes territoriales” que habían confeccionado las listas (los famosos punteros), con el obvio objetivo de evitar turbas organizadas o espontáneas de desocupados, clamando por inclusión. Por lo general, producto de la indisciplina reinante en el componente barrial de nuestra mafia bonaerense, el secreto se filtraba y el ingreso a las instituciones donde se llevaría a cabo la inscripción (clubes, escuelas o sociedades de fomento) se convertía en un caos absoluto de gritos, berrinches y trifulcas hasta que tres o cuatro centenas de almas lograban entrar y llenar los formularios. Finalmente, se conformaban las cooperativas de la resolución 3026-06-INAES donde los cooperativistas seleccionaban por republicana telepatía a sus autoridades.

La marchanta se repitió en una segunda tanda de inscripciones, potenciándose el caos en las puertas de clubes, escuelas y sociedades de fomento, ante el creciente rumor de que esto era un desquicio tremendo y que al que lograba entrar a fuerza de empujones lo anotaban.

La reacción de los movimientos sociales

Frente a este zafarrancho, a partir de septiembre llegamos los movimientos sociales a defender al Pueblo excluido de la mafia punteril bonaerense con marchas, acampes, cortes, imprecaciones, amenazas o gestiones privadas. O tal vez la realidad no fue tan pura. La verdad, nos habían dejado afuera: en la primer y segunda inscripción del PAT, salvo excepciones, ninguna orga pudo meter gente, ni siquiera los movimientos afines al gobierno que tenían que rosquear distrito por distrito para colar algunas listas. Así, frente al primer programa masivo de estas características, paradójica y patológicamente, estallan las protestas mas resonantes de los últimos años, motorizadas por organizaciones excluidas del reparto.

El objetivo de las organizaciones era conseguir cupos dentro del programa y conseguirlos de modo tal que se garantizaran el control sobre la cooperativa y, por extensión, sobre los cooperativistas. Algunas grupos rechazaron, incluso, la posibilidad de inscribir compañeros en cuadrillas controladas por los municipios, las organizaciones querían manejar “políticamente” sus propias cooperativas. ¿Por qué? ¿Queremos cooperativas sin punteros o cooperativas con punteros que nos respondan? ¿habremos ido a pelear por más y mejor trabajo para los compas o por un pedazo de poder? ¿Los desocupados de un MTD son más desocupados que los de una Unidad Básica? ¿El régimen de presentismo que se les impone a los excluidos desde la mayoría de las organizaciones sociales es mucho menos clientelista y opresivo que el de los punteros del intendente?

Para coronar el asunto, Clarín, La Nación, TN, etc. -imparciales fiscales de la clase política- se solidarizaron con el reclamo de cooperativas sin punteros. Revelaron sus lectores y televidentes el drama del clientelismo. Joaquín Morales Solá, no sin repudiar métodos y objetivos, dijo que los movimientos sociales “tienen un poco de razón” en esta. Clarín dedicó páginas enteras a solidarizarse con las historias de vida de familias desocupadas. TN invitó a los dirigentes sociales a ofrecer su punto de vista.

Finalmente, hubo acuerdo y en noviembre se abrió una tercera tanda de inscripciones para organizaciones sociales, a las que se le permitiría controlar cuadrillas de 15 trabajadores integradas en forma exclusiva por “miembros” de los movimientos aunque insertas en cooperativas de 60 trabajadores dirigidas por municipios o grupos afines al gobierno.

Esa tercera inscripción, abierta a instancias de la protesta de los movimientos no kirchneristas, estará íntegramente destinada a los movimientos sociales. Sin embargo, el Movimiento Evita maniobra astutamente, se aprovecha de los dirigentes opositores y capitaliza el conflicto: logra inscribir más de quince mil personas, aunque muchas otras organizaciones “meten” gente (en algunos casos, bastante más de la que integran efectivamente sus organizaciones) y obtienen el compromiso oficial de poder controlar sus propios cuadrillas. El grupo en el que milito hizo un gran esfuerzo por no participar de este timba vergonzante, pero finalmente hicimos las gestiones de rigor y acomodamos a los que pudimos en Lomas de Zamora y Lanús… la existencia pudo más que la conciencia, revalidamos nuestro carné en el gremio de los pecadores.

Comenzando febrero y ante una desinformación generalizada, el ministerio anuncia que se instalarían mesas de información en cada municipio donde los inscriptos podía ir personalmente a enterarse si estaban de alta o sus inscripciones habían sido observadas por alguna incompatibilidad. Algo medianamente razonable para limitar la capacidad de maniobra de los punteros… si se hubiese cumplido. Lo cierto es que en casi todos los distritos los punteros accedieron a “información reservada” sobre las inscripciones y monopolizan los listados de modo tal que el que quiere saber si está o no de alta cae en el puntero más cercano.

La reacción de las organizaciones sociales, lejos de pedir que se transparente el manejo de la información de los inscriptos, fue pretender hacernos de los mismos privilegios mafiosos que los punteros. Con movilizaciones y piquetes -bajo consignas un tanto hipócritas- se exigió cruce entre el padrón de los inscriptos “de” cada grupo y el padrón altas del ministerio en vez de un sistema de inscripción e información trasparente.

¿Será que muchas de nuestras organizaciones basan su poder y capacidad de movilización en el control feudal de información y recursos de origen Estatal destinado a los excluidos tal y como los punteros? ¿Será que, ni siquiera por trabajo genuino como reclamábamos, estamos dispuestos a ceder esa garantía de adeptos que significa el manejo arbitrario, discrecional y desregulado de una porcioncita del gasto social?

Lo cierto que, independientemente del país de las maravillas que existe en la mente de cada uno de nosotros, el padrón real del programa está totalmente viciado por la intermediación impune de gestores variopintos, no existe un plan maestro de obras, una gran proporción de personas cobra sin prestar tareas, absolutamente nadie tiene la obra social aunque se paguen los aportes del monotributo, las herramientas de trabajo brillan por su ausencia y en pocos distritos se llevaron a cabo capacitaciones . Todo indica que va a haber lumpenización masiva y mucha corrupción en lugar de inclusión, negro precedente para enderezar y profundizar políticas de este cuño en el futuro. “Al menos se va a cumplir el efecto macroeconómico”, responde un dirigente social kirchnerista, un luchador resignado ante un panorama que ya nadie puede negar.


Breve reflexión sobre la economía social y los movimientos sociales

“…porque tantos años de tragedia social van creando lo que denominamos núcleos duros de pobreza, que no hay posibilidad de abordarlos desde el crecimiento de la política económica o de la actividad económica, sino que requieren un tratamiento integral y especial, pero no bajo la forma de te doy plata y no rendís cuentas, sino bajo la forma de organización social”, Presidenta Kirchner.

Definición realista y exacta, incluso en los tiempos verbales. “Van creando”, dice la presidenta, reconociendo que el crecimiento de la actividad económica no absorbe sino que reproduce los “núcleos duros de la pobreza“. Las estructuras económicas injustas de nuestro país, parte del sistema hegemónico mundial, producen su propio sobrante social, su “superpoblación relativa”, excluida de la producción y el consumo tal como está planteado por el Capital nacional y mundialmente relevantes. El sobrante social se convierte entonces en la materia prima disponible para otros tipos de explotación, divergentes de la explotación típicamente capitalista signada por la relación salarial: la moderna esclavitud, la servidumbre laboral, la explotación de la prostitución o la delincuencia ajena y todas las formas de expoliación extrema se alimenta de este sector del Pueblo y posibilitan la acumulación de “emprendedores“ mafiosos que, blanqueo mediante, incorporan el producto de ésta explotación al circuito financiero civilizado, bancarizado y fiscalizado.

Las formas de aprovechamiento político de la exclusión están subsumidas en este mismo fenómeno y funcionan de modo prácticamente idéntico. Son la forma más sencilla en que individuos o grupos sin capital político preexistente acumulen el poder suficiente para integrarse y pujar en el sistema político formal sobre la espalda de esa masa huérfana, sobrante y desamparada. Aunque la psicología social brinde elementos para analizarla, las motivaciones personales de un dirigente para explotar a los excluidos y utilizarlos en su acumulación de poder es tan intrascendente como la de un empresario individual para explotar el trabajo y acumular riqueza. Lo que importa es la lógica del sistema. Así, encontramos dirigentes que imaginan que acumulan para la revolución/transformación/cambio social y esto constituye su motivación, más romántica que la de un mero mercenario municipal, pero no menos nefasta ni en sus métodos ni en sus consecuencias cuando lo que prima es esa lógica.

El dilema de los movimientos sociales es erguirse en contra-poder del régimen mafioso o asimilarse al mismo. La consigna de construir poder popular resume las aspiraciones de los militantes de construir un contrapoder efectivo y transformador de las estructuras que someten a esta porción del pueblo. Sin embargo, la ausencia de pensamiento y la laxitud de los valores nos exponen a desviaciones que pueden llevarnos a ser meros engranajes de la picadora de carne.

Los militantes sociales de hoy somos la más perfecta demostración de que la existencia determina la conciencia si la conciencia no lucha denodadamente por imponerse. Mascaras hay de todos los colores, pero la lógica que subyace es la misma: somos emergente de la descomposición social argentina. Solo la voluntad de pensar con humildad y coraje puede revertir los términos del par dialéctico para ser partícipes de la transformación y no meras plumas en el torbellino de la decadencia, para no pudrirnos en medio de tanta putrefacción para que la infección de la hipocresía no gangrene nuestras mentes, manos y lenguas. Hoy con la misma boca que se niega el carisma personal o la autoridad institucionalidad como fuente de legitimidad política se justifica la coerción sobre los compañeros en base a sus necesidades más apremiantes. Con la misma boca que se rechaza la república burguesa por ficticia y se pregonan diversas variantes asamblearias, se practica una democracia ateniense en Ágoras donde se ve mucho cives y poco servus… La soberbia política y la inconciencia puede llevar al más abnegado y desinteresado de los militantes a justificar aberraciones tales como disminuir la ración de alimentos de una familia indigente por faltar a una marcha o a boicotear políticas innegablemente beneficiosas para el sector por el que supuestamente peleamos y que hasta pretendemos representar, sagrado honor que hasta hoy el Pueblo excluido no nos ha dado.

martes, 8 de diciembre de 2009

Respuesta a Cali Villalonga y el infame informe de Greenpeace sobre reciclado en Argentina

Estimado Juan Carlos Villalonga:


 


Lamento que el movimiento cartonero tenga que dedicar tanto tiempo a reciclar cientos y cientos de toneladas de RSU diarias, a denunciar corruptos, mafiosos y represores, a defender las pocas conquistas que con gran sacrificio hemos logrado, a luchar contra el trabajo infantil, el narcotráfico, la trata y la reducción a servidumbre, etc… y que entonces, quede poquito para contestar las paparruchadas de algunos “técnicos” mediocres y bastante tendenciosos que, hasta ahora, no han hecho otra cosa que boicotear al sector cartonero por unos pesos y algún minuto de televison.



Aunque preferiría que empleases otro tono, menos sobrador, al “contestarle” a una trabajadora, madre de familia y compañera del sector más postergado de la Patria (yo sí creo en mi Patria), debo reconocer que al menos no utilizas fraseología pseudo mafiosa como otros funcionarios de Greenpeace, que por ejemplo dicen: “…si recibiste presiones de parte del GCBA y por ende no consideras que sea estratégico firmar ese documento, nos podes llamar y llegar a una solución” (sic). Seria un avance que empiecen por reconocer que el Movimiento Cartonero tiene pensamiento propio y una historia de lucha larga y dura como para tener que aguantar tales bravuconadas. 



De todas formas, tu mail también me deja perplejo. Sinceramente, espero tengamos tiempo para contestar el informe en su totalidad, pero no puedo dejar de hacer referencia a algunos de los puntos que mencionas donde queda en evidencia la base empírica falaz de todo el informe y algunas cosas más.


 


1) Información sobre Recolección de Recuperadores Urbanos


 


Decís en tu mail: "Con respecto al cuadro (tabla nº 3 pag. 23) donde se menciona la cantidad de generadores y toneladas que mencionas en tu mail, esa información es del GCBA, no es nuestra, y podes ver que la fuente está debidamente citada en el informe".


Si mi cansada vista no me falla, en la pag. 23 tenemos una Tabla titulada “Tabla Nº 3: Información sobre Recolección de Recuperadores Urbanos” y en la misma pagina 23, tenemos otra tabla titulada “Tabla Nº 4: Datos sobre recolección de Recuperadores Urbanos/elaboración propia”. Es decir, en la misma página hay una tabla con datos del GCBA y datos de Greenpeace, que son a los que, con justa indignación, se refiere Cristina.


 


En la tabla de “elaboración propia”, es decir, la tabla de Greenpeace, los cartoneros recuperan bastante menos material que en la elaborada por el gobierno. ¿De donde obtuvo estos rigurosos datos Greenpeace? Nuevamente, si mis rudimentarios conocimientos de matemática no me fallan, el método de recolección de datos de Greenpeace consistió simplemente en restarle alegre y arbitrariamente un 42% a cada organización. Espero que no sea una metáfora de la cantidad de cartoneros que pretenden eliminar, aunque teniendo en cuenta el plano nro 7, se quedan cortos.


 


Así, en los datos del GCBA que, (como bien decís, son “poco confiables” -aunque el informe lo elaboró un actual integrante del staff de Greenpeace- y además son del 2006), el MTE recupera 150Tn por día. Por el contrario, según la tabla de Greenpeace, elaborada con la rigurosidad que los caracteriza, el MTE recupera 87Tn por día. Te invito, a vos Cali y a todos los lectores, a cualquiera de las 29 rutas de trabajo nocturno del MTE con 60 compañeros en cada una para que puedan comprobar que cada uno de los 1800 cartoneros del Movimiento recupera como mínimo 100 kilos día, es decir, en conjunto, un mínimo muy conservador de 180Tn diarias.


 


En cuanto al Ceibo y al Álamo, en la tabla de Greenpeace se aplica la misma reducción del 42% con respecto a la ya devaluada tabla del GCBA. Así, según Greenpeace, el Ceibo pasa a recuperar 355,73 Kg diarios y el Álamo 154,67.


 


Esto, Cali, es una burla al Movimiento Cartonero, por lejos el principal reciclador de RSU de la Republica Argentina, y no son datos del G.C.B.A., son datos de “elaboración propia” de Greenpeace como dice claramente la leyenda de la Tabla Nº 4. Te sugiero que, dado el poder que tiene tu organización para influir en decisiones gubernamentales, revisen la forma en que “elaboran” datos, porque, como dice cualquier manual de metodología de la investigación, con datos erróneos probablemente se llegue a conclusiones falsas. A no ser que lo que ustedes estén haciendo es acomodar los datos a conclusiones preestablecidas.


 





Imagen tomada del Informe de Greenpeace


 


 

2) Mapas. Especialmente Plano N 7

 


Cali, decís en tu mail: “Acerca del mapa, si lo ves, los contenedores están donde están hoy”. Cristina, si no me confundo, se refiere al Plano Nro 7 titulado “Sistema de Recolección Diferenciada. Proyección Futura”. Hasta donde mi leal saber y entender semiológico me permite comprender, “Proyección Futura” no es un termino que haga alusión a lo que sucede hoy como indicas, sino lo que sucedería en el futuro de implementarse las recomendación de Greenpeace. Afortunadamente para los cartoneros, los vecinos y las personas de buena voluntad, esto no va a suceder mientras nos quede aliento para pelear.


 


En el mapa, se puede ver una manchita violeta en la Ciudad que representa el Sistema Publico de Recolección diferencia prestado por Recuperadores Urbanos y grandes sectores azules, verdes y marrones que representan a los Sistemas de Recolección Diferenciada Privados que Greenpeace propone. Si se aplicara esta propuesta, los cartoneros de Belgrano, Villa Urquiza, Villa Crespo, Colegiales, Paternal, Caballito, Núñez, San Telmo, Boedo, Barracas y una larguísima lista de etcéteras, deberían desaparecer para que Greenpeace pueda poner sus contenedores y puntos limpios importados y sus sistema privado de recolección ¿Cómo vas a hacer esto, Cali, con la UCEP? Llegaste tarde, ya la denunciamos, un juez la allanó por una denuncia nuestra ( http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-136573-2009-12-07.html) y está en proceso de desmantelamiento.


 




Imagen tomada del Informe de Greenpeace


 


 

3) Marcas

 


Decís en tu mail: "En relación a las marcas, la única marca mencionada, a modo de ejemplo, es la del equipo de transporte diseñado por la Universidad de Río Cuarto".


El equipo de trasporte fabricado por la marca Motomel  (marca comercial que mencionan explicitamente) costaban 10.000 pesos en 2008. Uno para cada 5000, sin inflación, cartoneros costaría la friolera suma de 50.000.000 pesos. Creo que la cifra es suficientemente elevada para abstenerse a mencionar la marca del fabricante y limitarse a mencionar. Además, estos equipos funcionan a nafta y, aunque no soy un experto, me parece que esto es un poquito contradictorio con la política de reducción de la emisión de CO2.


 


Sin embargo, Motomel no es la única marca que figura. Los contenedores de Plastic Omnium de la línea Citybac (http://www.plasticomnium.com/services/Profil/AC_03.htm) en la pagina 36 y de la Línea Prima Linea Select (http://www.plasticomnium.com/services/Produits/PS_BR_CO_MU.htm) en la 42, se ven claramente el Informe. Dicho sea de paso, los contenedores son antivandálicas, es decir anticartoneros, porque no se pueden abrir para retirar los residuos.


 

 


Imagen tomada del Informe de Greenpeace (p36)


 


 


Nota de color: Siguiendo en la línea de “datos anecdóticos” inaugurada por Cali, esta línea de contenedores fue diseñada por el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill donde trabaja como diseñadora de contenedores una tal… Marta de Villalonga (aclaro, es un toque de humor para no aburrir al lector, mis parientes tampoco son carmelitas descalzas, con el guerrillero brasileño Mauricio Grabois del PCduB a la cabeza).


 


Fuera de broma, es peligroso el avance de empresas trasnacionales en el desarrollo de los llamados Eco-Business que, utilizando espuriamente el bien intencionado marketing ambientalista, se abalanzan rapases con ansias privatistas sobre los servicios públicos de los países como el nuestro.


 


Por ello, Cali, seria buenísimo que Greenpeace tenga mas cuidado a la hora de presentar sus informes en no inducir a los funcionarios que quieran evitar escarches mediáticos, a comprar productos de empresas determinadas en desmedro del erario publico y los trabajadores cartoneros.


 


Lamentablemente, siendo las 7:36am me tengo que ir a trabajar. Podría seguir horas porque el informe es bochornoso y autocontradictoria. En el informe se ocultan datos que Greenpeace tiene perfectamente a su disposición, como el excelente resultado del nuevo sistema de recolección diferenciada en grandes generadores prestado por los cartoneros y que elevo drásticamente los niveles de recuperación en grandes generadores reduciendo a su vez los costos de manera significativa y generando cientos de puestos de trabajo decente.


 


Me limité solo a los puntos que tocas en tu respuesta a Cristian Lescano. La verdad, me da asco que digas que Cristina “falta a la verdad” ante una manipulación tan evidente de datos y personas por parte de Greenpeace. Me da asco que le digan que actúa por presiones del Gobierno cuando tuvo que enfrentar el frío y el hambre hasta convertirse, con sus virtudes y defectos, en una pionera de un movimiento que hoy constituye una de las últimas barreras de defensa contra el paco y la marginación más absoluta.


 


Asimismo, hay que destacar que la DGREC está sosteniendo frente a fuertes presiones empresariales y de poderosas fracciones del propio gobierno de la ciudad (que prefieren mil veces tus contenedores a los cartoneros organizados) una política de reciclado con inclusión social que claramente hay que profundizar mejorando el ingreso y las condiciones de trabajo de los cartoneros, maximizando a la vez su potencial reciclador, ampliamente superior a cualquier contenedor con perfume francés. Decir esto no es dejarse presionar, Cali, todo lo contrario, es efectivamente presionar, presionar al gobierno y a los factores de poder por un servicio publico de recolección diferenciada con inclusión de todos los cartoneros, sin trasnacionales ni corruptela…


 


Un abrazo, espero que se bajen un poco del caballo y recuperen la coherencia, aunque a esta altura lo dudo… Evidentemente, tanto lobby y tanta soberbia endurecen el corazón y obnubilan la mente.


 


 


Juan Grabois